01 diciembre 2013

Reseña: Matar a un ruiseñor.


Título original: To kill a mockingbird
Autor: Harper Lee
Editorial: Ediciones B
Año: 1960
Nº páginas: 410
Precio: 9.95

Puntuación: 5.6/5


Sinopsis: Jean Louise Finch evoca una época de su infancia en Alabama(EE. UU), cuando su padre, Atticus, decidió defender ante los tribunales a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. Matar un ruiseñor muestra una comunidad dominada por los prejuicios raciales, la desconfianza hacia lo diferente, la rigidez de los vínculos familiares y vecinales, y un sistema judicial sin apenas garantías para la población de color.

Pongámonos en situación. Un pequeño pueblecito de Alabama, a finales de los años 30. Atticus, un abogado viudo y padre de dos hijos (Jem y Scout), se enfrenta a un caso espinoso. Deberá defender a Tom Ribinson, un hombre negro acusado injustamente de violar a una mujer blanca. Los prejuicios de una sociedad corta de miras harán que sea un caso perdido desde el momento en que Tom fuera señalado. Aún así, e independientemente de las habladurías del pueblo, Atticus acepta el caso. No lo hace a su pesar, sino por propia convicción... por humanidad, por sentido común, por principios, por raciocinio y por su buen juicio para distinguir entre el bien y el mal. Tantos son los atributos que abalan a este gran personaje.

Scout, de seis años (ocho al final), narrará todos estos hechos desde la inocencia de la infancia. Y es que solo a edades tan tempranas se pueden absorber todos estos conocimientos. No es álgebra ni nada que pueda aprenderse en una escuela. Es algo tan básico para la vida como aprender a ponerse en el lugar de otro, no castigar a quien no alberga malas intenciones, comprender las reacciones ajenas y luchar contra las imperfecciones de la naturaleza humana. Scout y su hermano Jem aprenden y maduran del mismo modo que cualquier lector a lo largo de estas páginas.

En definitiva, Matar a un ruiseñor hace desear que su lectura no acabe nunca. En cuestión de muy poco tiempo pasamos a ser ciudadanos de Maycomb, hermanos de Jem y Scout, amigos de Dill... y lo más importante: hijos de Atticus. ¿Quién querría otra cosa? ¿Quién querría otro padre? ¿Quién querría cerrar el libro?

''Para poder vivir con otras personas tengo que poder vivir conmigo mismo. La única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia de uno.''

''Pero no es un insulto que te pongan un mote que otro considera denigrante. Eso solo demuestra lo mísero que es ese otro, y no te hiere.''

''La verdadera bravura no la encarna un hombre con un arma en la mano. Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el fin pase lo que pase. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence.''

''Ya viste cómo algo se interponía entre aquellos hombres y la razón. Hay algo en nuestro mundo que hace que los hombres pierdan la cabeza; no lograrían comportarse como personas asistidas de raciocinio ni aunque lo intentaran.''

''- No, Jem, yo creo que solo hay una clase de personas. Personas.
- Eso pensaba yo también, pero si solo hay una clase de personas, ¿por qué no pueden tolerarse unas a otras? Si todos son semejantes, ¿cómo se salen del camino para despreciarse unos a otros? Empiezo a comprender por qué Boo Radley ha estado encerrado todo este tiempo... Ha sido porque quiere estar allí dentro.''

''Llegué a la conclusión de que la gente era muy rara, así que me aparté de ella y no pensaba en sus cosas más que cuando era forzoso.''



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